tipos de jefes y trabajadores
La realidad confirma que pasamos más tiempo con nuestro jefe que con la familia o los amigos; las 40 horas semanales que estamos en la oficina convierten a los compañeros de trabajo y a los superiores en personas muy importantes, nos guste o no. Concretamente, los jefes tienen una influencia casi absoluta sobre nosotros, pues son a quienes debemos rendir cuentas y quienes condicionan, en cierta medida, el balance de la jornada.
Para que todo sea lo más idílico posible, lo primero que hay que tener en cuenta es que los responsables son personas y por tanto, no todos son iguales. Cuanto antes aprendamos a identificar de qué palo va el nuestro, mejor que mejor. Para ayudarte en la tarea hemos preparado una breve descripción de los tipos de jefes que más abundan en la oficina:
Para que todo sea lo más idílico posible, lo primero que hay que tener en cuenta es que los responsables son personas y por tanto, no todos son iguales. Cuanto antes aprendamos a identificar de qué palo va el nuestro, mejor que mejor. Para ayudarte en la tarea hemos preparado una breve descripción de los tipos de jefes que más abundan en la oficina:
El adicto al trabajo
Empezamos fuerte pero ya se sabe, "lo que duele mejor que pase rápido". Este tipo de personas es incómoda siempre pero más todavía si ostenta un cargo de responsabilidad. No entienden el concepto de tiempo libre y eso de "vida personal" les parece ciencia ficción. Para no dejarte arrastrar por su frenesí laboral lo mejor es aumentar tu rendimiento durante la jornada para que no tenga excusa de mandarte un email a deshora.
El inmovilista.
Encaja perfecto en la frase "siempre lo hemos hecho así y lo que funciona no debe cambiarse". Lo primero que necesitarás son altas dosis de paciencia y mucha mano izquierda. Con un poco de viveza podrás empezar a introducir cambios leves en el sistema de trabajo y demostrar su eficacia.
El ambicioso
Lo único que le importa es crecer dentro de la empresa, conseguir gratificaciones y reconocimiento externo. Lo ideal es conseguir encajar en su dinámica y aprovechar la motivación que destila para ampliar horizontes pero cuidado porque si no lo consigues puede arrastrarte en su pelea por "llegar a la cima".
El visceral
Son poco reflexivos y tienden a dejarse llevar por la situación y los nervios en cuanto las cosas se ponen un poco tensas. La paciencia no está entre sus virtudes y pecan de ser poco empáticos con quienes les rodean. Si durante una de sus charlas levantan el tono de voz más de lo debido, lo mejor será obviar su actitud y quedarse con el mensaje que quieren transmitir.
El quisquilloso
Se caracterizan por creer que todo lo que les rodea es susceptible de mejora. Están pendientes de todo y cualquier detalle que bajo su criterio no sea perfecto tendrá demanda de cambio. No merece la pena enzarzarse en discusiones constantemente así que, ahorra fuerzas y paciencia para cuando el tema sea suficientemente importante.
El inexperto
El inexperto
Son aquellos que han tomado posesión del puesto recientemente. Se sienten un poco como un pez fuera del agua y necesitarán a alguien de confianza que les ayude a tomar tierra. Eso no solo favorecerá el ambiente de trabajo, también puede convertirse en una oportunidad para ti en el futuro.
El "original"
Lo hemos puesto entre comillas porque en realidad queremos referirnos a esos jefes excéntricos que viven aportando ideas extrañas, muchas veces poco prácticas, que crean el caos en la plantilla. Los constantes cambios en el sistema de trabajo provocan malos entendidos y confusión en los empleados.
El amigo
Quiere que lo vean como un igual, fomenta la camaradería entre los trabajadores y les cuenta entre sus contactos de redes sociales; los hay incluso que se van de marcha con sus empleados. Si el cuento te suena, lo mejor es que aproveches el buen ambiente que te proponen pero sin perder el norte, al fin y al cabo es tu jefe y debes mostrarte siempre como un buen profesional, sin exceder la confianza.
El incompetente
Sí, a veces pasa. Nadie sabe cómo ni por qué ha llegado a esa posición pero sorprendentemente ahí está. Lo importante es morderte la lengua siempre que se ponga a hacer alarde de sus pocas luces y confiar en que antes o después alguien valorará el trabajo bien hecho y te darán una oportunidad de ascenso.
El jefe ideal
Dicen que nadie es perfecto y estamos seguros de que es verdad pero los hay que se acercan bastante. Si tienes la suerte de encontrarte a un responsable así en tu empresa, aprovecha para aprender y seguir creciendo como profesional.
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